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El jardín

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El jardín

Existe un jardín en el que casi siempre es primavera. En el jardín hay una inmensidad de amapolas, están creciendo constantemente, extendiéndose hasta el punto en el que la tierra y el cielo se funden, y la vista no alcanza a distinguir nada.

Una mujer se encarga de observar las flores que allí crecen, y recoger las que mejor aspecto tienen y cuyo color rojo es más intenso.

Su fin es entregarle a alguien todas estas flores.

"Hay amapolas en mi mente todo el tiempo. Están floreciendo maravillosamente"

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El demonio

Sin embargo, esta muchacha no se encuentra sola, le acompaña un demonio. Se oculta entre las plantas más altas, como si de un depredador se tratase, esperando el momento indicado para abalanzarse ante su presa.

Porta una capa roja, semejante al color de aquellas amapolas que crecen en el jardín bajo la luz del sol. Es por esto, que hasta ahora ha pasado desapercibido.

Unicamente, en el momento en el que se alza y su figura es notable, la atención de la muchacha se ve eclipsada por el ser.

"Te vi arrastrándote por el jardín, ¿Qué estás escondiendo?"

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El éxtasis

No hay marcha atrás.


Embaucada por la presencia del demonio, la muchacha cae extasida antes sus movimientos.

Aquellas amapolas que han florecido ya no hay nadie que las corte y las recoja. Permanecerán ahí, resplandecientes y coloridas, rodeando a una persona que en esos momentos ni siquiera es capaz de percibir su presencia.

"El placer de la aceptación de la derrota"

En esta parte del diario reflexivo, más que discurrir sobre las sesiones vistas hasta ahora, he querido ahondar en algo que me surgió mientras atendía a la clases de los personajes imaginarios y las máscaras. Asimismo, he realizado una reinterpretación del propio diario, cambiando la manera en la que lo había estado haciendo.

En el momento en el que se planteó la tarea de los personajes imaginarios y la máscara, visualice, de una manera muy clara, un demonio. Hace ya algún tiempo que descubrí un video del artista Pierre Clémenti, un cineasta francés y una de las figuras más representativas del cine underground de los años sesenta y setenta.

El demonio en el que estaba pensando era justamente el personaje de Clémenti, perteneciente a su película experimental New Old.

Esos días estuve reflexionando acerca del proceso creativo, de la imaginación, y de aquello que llevó al creador de New Old a realizar esa película y romper con los cánones y estándares establecidos del cine de los 60s.

Así que, en cierta manera, quería hacer lo mismo en este diario, romper con lo que yo mismo tenía establecido y dejar que mi proceso creativo fluyese, además de exteriorizar y explicarlo. Consideré que una buena manera de representar a mis personajes imaginarios y ilustrar el diario, era a través del cine de Clémenti, de sus imágenes poéticas, cargadas de esoterismo, culto, rituales, y sueños vividos.

En mi mente fluyen una gran cantidad de ideas, como las amapolas que crecen en el jardín. Existe una parte de mi que las observa, y recoge aquellas que considera más aptas y cuya calidad es mejor. Sin embargo, en la sombra, acecha siempre un miedo, un demonio que impide que lleve a cabo muchas de estas ideas, provocando que se desvanezcan y las suelte. Además de sentir cierto placer por la aceptación del fracaso o la caída, pues es algo a lo que te acostumbras, ya que casi siempre te ciñes a un guión establecido del que no sientes temor.

Por tanto, puedo decir que esta vez no ha habido ningún demonio perturbando mis decisiones. He podido recoger las amapolas, y esta vez, no ha existido derrota sino una victoria, quizá pequeña, pero al fin y al cabo una victoria.

Esto me lleva a pensar que por ínfimas que parezcan algunas cosas, las repercusiones que pueden llegar a tener son muy significativas. Y que realizar una máscara vaya más allá de moldear un trozo de cartón o plástico.

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